Yoga para niños en las escuelas

Algunos especialistas plantean que el aprendizaje de yoga en las escuelas mejoraría el rendimiento escolar de los alumnos, fomentaría la concentración y alejaría algunos episodios de violencia.

Yoga para niños en las escuelas

Yoga para niños en las escuelas
Algunos especialistas plantean que el aprendizajede yoga en las escuelas mejoraría el rendimiento escolar de los alumnos,fomentaría la concentración y alejaría algunos episodios de violencia. 

 

Cuando los estudiantes se acomodan y todo se vuelvesilencio, solo se siente la respiración. La clase arranca con las instruccionesde la coordinadora que susurra, con voz muy suave, que se deberá hacer elclásico Saludo al Sol. Le siguen las posiciones de El guerrero, El gato y Elárbol. Más tarde, continúan posturas como El puente y La posición de torsión.Sobre el final, los diez minutos de relajación, cerrando los ojos, pensando enel mar, la arena, la playa, el silbido de la propia respiración sobre los coloridosbloques encastrados de goma eva: rojo, amarillo, azul, verde, marrón. Loincreíble es que no estamos en un club, en un centro cultural o en un gimnasio.Los alumnos que practican la disciplina legendaria, tradicional, de Oriente, noson mujeres gordas, ni cincuentonas, ni embarazadas. Se trata de un aularepleta de chicos, que entre mesas y sillas, en una escuela pública delConurbano bonaerense, practican asanas.

 

En los últimos tiempos, las maestras de grado, losdocentes de escuelas secundarias y hasta los profesores de la universidadcomenzaron a comprobar que la práctica de este tipo de ejercicios permite a losniños y adolescentes mejorar el rendimiento escolar y la concentración, y losayuda a reducir los episodios de agresión o de violencia dentro del aula. Lallaman, por eso, la alfabetización interior. “Ya se practica en países comoUruguay, Chile o Australia. En nuestro país hay experiencias piloto en escuelasprimarias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en la Universidad de LaPlata desde hace un par de años se ofrece tanto a alumnos como profesores laposibilidad de participar de clases de Yoga Contemporáneo dentro de lafacultad”, explica Patricia Ramos. 

 

Ella lo sabe porque fue maestra de primer grado enuna escuela en el barrio Don Orione, en Claypole, en la provincia de BuenosAires. También se recibió de instructora de yoga en la escuela de AndrésPercivale. Por eso, se animó a realizar una experiencia piloto en su colegio,donde los chicos aprendieron a practicar esta filosofía y a meditar dentro delaula. “Los resultados fueron muy buenos. Los niños bajaron considerablemente sunivel de ansiedad y agresividad. Don Orione es un barrio algo difícil y ennuestra escuela teníamos alumnos con graves problemas de conducta”, aclara. Laprueba le dio buen resultado y entonces comenzaron a invitar a chicos másgrandes, a quienes se los integró como “ayudantes” de la clase. “En poco tiempoestaban mucho más tranquilos y les enseñaban las posturas a los más pequeños enlos recreos. La experiencia fue muy enriquecedora”, cuenta Patricia. Más tarde,un grupo de sus alumnas dictó talleres de yoga en jardines de infantes yescuelas primarias de otra de las localidades del Conurbano.

 

El yoga sin escala: De París al mundo 

 

En Francia, la RYE (Centro para la Investigacióndel Yoga en la Educación) es una asociación fundada por un grupo de educadoreshace más de treinta años. Fue creada por la doctora Micheline Flak, delInstituto Superior de Pedagogía de París. Desde entonces su método, queconsiste en que los chicos formen posturas dentro del aula, no dejó de crecer yreproducirse en distintos países. “Creo que, junto con los programasgubernamentales de alfabetización, necesitamos un programa de estudios para laalfabetización interior, donde enseñemos a los niños a leer el libro de sucuerpo, su corazón y su mente”, dice Flak mientras sigue colaborando en elMinisterio de Educación de su país para que las escuelas brinden la disciplinade Oriente en el bloque que queda libre entre la clase de Biología yMatemáticas. 

 

Sin embargo, Francia no es el único lugar donde lapráctica del yoga caló entre los docentes y sus alumnos. En Barcelona, España,más de veinte centros de educación trabajan esta disciplina en sus clases. Laexperiencia –a su vez– fue tomada de esa serie de técnicas implementadas enFrancia durante el siglo pasado. La materia Yoga en la escuela puedeencontrarse también en colegios de Inglaterra, los Estados Unidos, Rusia oAustralia. En todos los países comprobaron que las técnicas estimulan lascapacidades de aprendizaje y la motivación, mejoran la relación entre losdocentes y los alumnos, disminuyen la agitación propia de las clases, aumentanel grado de atención y serenan la conducta entre los mismos estudiantes. 

En jardines de infantes: Una cosa seria

Árbol de Luz es una asociación civil que trabajacon el yoga para niños en jardines de infantes y escuelas al oeste y norte dela Ciudad de Buenos Aires: Olivos, Vicente López, El Palomar y San Isidro.Victoria Güiraldes, su directora, dice que todo comenzó con un curso querealizó hace algunos años y con la formación como instructora de la disciplinaen un centro especializado de Colegiales. Desde hace cuatro años desarrolló,además, su propio método orientado hacia los más pequeños y lo implementó entres jardines de infantes de gestión privada para chicos de 3, 4 y 5 años, y enla Escuela Primaria N° 25 Mariquita Sánchez de Thompson en el barrio La Cava,en San Isidro. “En la escuela ya nos dieron un aula solo para dar las clases deyoga. Tenemos más de cien chicos que van desde primero a sexto grado, siempredentro del horario escolar, como si fuera una clase de gimnasia”, dice. 

La directora asegura que la experiencia solo le diosatisfacciones: “Los chicos son más receptivos que los adultos, se enganchancon los juegos, las risas; todo es lúdico. Nosotros trabajamos el yoga conmuchas imágenes, canciones, teatro o cuentos mientras realizamos las distintasposturas, meditaciones o posiciones propias de la disciplina. Por ejemplo,practicamos la postura de El perro a través de una canción o un cuento. Así,los chicos recorren distintas posturas, pequeñas meditaciones en juego yejercicios de canto y respiración. Los coordinadores, los maestros y losdirectores de los jardines y las escuelas donde trabajamos dicen siempre quelos chicos se serenan mucho y salen contentos después de las clases de yoga. Escomo si dejaran fluir su niño interior, se concentran en la actividad, seencuentran con su propio cuerpo y trabajan los distintos ejes y equilibrios.También es interesante porque se desarrolla toda una concepción del grupo y delpropio niño en relación con sus compañeros, se mejora la salud emocional (unenojo, de repente, se transforma en pura alegría) y también la salud física(los músculos, los órganos, la elasticidad y coordinación)”. 

 

Beatriz Arelovich es maestra de cuarto grado en laEscuela N° 77 Pedro Goyena. Le falta, además, una sola materia para recibirsecomo instructora de yoga en Rosario. Si bien en su escuela no existen programasde la disciplina para los chicos, dice que suele utilizar algunas técnicas yrecursos cuando sus alumnos están demasiado revueltos en el salón de clase o enel patio del colegio. “Siento que el yoga es muy útil para serenarse o serenara los niños, más aún si se acompaña con una música adecuada. Ojalá seimplementara un programa completo de yoga en las escuelas, porque en losmomentos que vivimos, con los chicos tan bombardeados por tantas cosas, el solohecho de acostarse en el suelo, con los ojos cerrados, en absoluto silencio,partiendo de un relato o una música suave, aparece como una propuesta muynecesaria”. 

 

Ramos, por su parte, sin decir “oooommm”, concluye:“La idea de enseñar a meditar a los niños es bastante nueva en el mundooccidental, aunque en Oriente hace muchísimo tiempo que constituye parteesencial de los primeros niveles de educación escolar, brindando a los niñosuna serie de técnicas que les serán beneficiosas a lo largo de toda la vida,fomentando el aprendizaje, la memoria, la autoconciencia, el equilibrioemocional, la capacidad de concentración y la creatividad, y, por encima detodo, su sentido de armonía y paz interior y control del estrés. Sabemos que lameditación no transformará la agresividad y la violencia escolar en un abrir ycerrar de ojos, pero posee el potencial necesario para sacar de los niños todolo bueno que realmente atesoran en su interior. Aquí es importante aclarar quedebe hacerse sin el ceremonial que pueden llevar implícitas las diferentesconfesionalidades y sin la ideología que se suele clasificar como Nueva Era, yaque solo nos mueven los beneficios científicamente comprobados”. 

 

La luz tenue, el silencio y la calma reinan dondeantes había bullicio... es que los chicos están practicando yoga.

 

Beneficios del yoga en los niños

 

• Armoniza la salud del cuerpo: desarrolla laflexibilidad y la fuerza, equilibrando las energías del cuerpo.

 

• Restablece la conexión con la inteligencia através del cuerpo.

 

• Pacifica la mente, sus miedos, angustias yobsesiones.

 

• Logra que la mente se concentre y evita que ladispersión que lleva a la violencia tome el mando del individuo.

 

• Genera claridad en la comprensión de lossentimientos, como punto de partida para aceptarlos o transformarlos.

 

• Transforma los sentimientos y pensamientosnegativos que degeneran en acciones destructivas hacia uno mismo y hacia otros.

 

• Reconoce la fuerza de voluntad y el potencialescondido de cada uno.

 

• Establece la confianza que ayuda en el desplieguede los dones personales.

 

• Abre camino al autoconocimiento: a la aceptacióntanto de los límites personales como de las virtudes.

 

• Sana traumas y heridas.

 

• Encaja el crecimiento emocional con el físico yel crecimiento mental con el emocional.

Fuente: Árbol de Luz.

 

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